viernes, 1 de febrero de 2013

Aturdida




Como siempre corriendo, con la lengua fuera,  intentando ponerme la toga mientras cruzo el eterno pasillo esquivando al resto de personas como si de una carrera de obstáculos se tratara. Obviamente tenía que ser la última sala. Murphy siempre dispone a su manera. Saludo brevemente al cliente, entrego el carnet, y entro en la sala mientras intento componerme y respirar. 

Y allí sentada esta la fiscal, una niña disfrazada de mayor, embutida en un traje y escondida tras unas enormes gafas de pasta. No puedo evitar sorprenderme. Intento calcular que edad debe tener.  Me digo a mi misma que si se halla aquí  ha tenido que pasar por el proceso ineludible de los años de carrera más los años de rigor de las correspondientes oposiciones. Este pensamiento todavía me descoloca más. Se la ve tan joven. 

Sin aviso previo te acabas de dar cuenta que ya no eres una veinteañera, una niña jugando a ser mayor, sino que irremediablemente  estas a punto de saltar  la frontera de los treinta. Una mujer adulta con todas las de la ley. Sin que nadie ya dude de tus capacidades, de tu profesionalidad. Ya no hay sermones paternales de los jueces, ni compañeros con ataques de condescendencia.   El traje ya no parece un disfraz y la bata negra ya no parece un chiste. Y es que pasan los años tan deprisa que sin darte cuenta poco a poco dejan de sorprenderse cuando te ven llegar, esa pregunta que durante años ha pesado como una losa.- ah! ¿Pero usted es la abogada?.- parece haberse difuminado.Y así acabas frente a una cría que  resulta ser la fiscal.

Todavía perdida en mis pensamientos, aparece un niño trajeado, con sonrisa profiden y agresividad máxima que parece ser es el abogado contrario. Le saludo atónita, observándole, no hay lugar a dudas es un capullo boy. Un yogurin con aires de grandeza. Un pececillo con complejo de tiburón. Tiene prisa por comerse el mundo. Es un crío recién salido del horno de la universidad. Dudo unos instantes, finalmente comprendo que aunque aquello parezca un patio de recreo infantil es una sala de vistas, me siento, saco el expediente, el bolígrafo, acerco el micro y empiezo con este circo. 

Con la venia.