martes, 25 de febrero de 2014

Carnaval



Con Carnaval pasa como con la Navidad, o se odia o se ama. El carnaval  era la última “farra” antes de Cuaresma, época de sacrificio y abstinencia. El desmadre por antonomasia que aunque con el paso de tiempo ha ido perdiendo su razón de ser religiosa,  ha mantenido su espíritu desenfadado.  Hoy en día sigue siendo una fiesta de diversión y alegría, de reírse de uno mismo y por qué no de los demás. De la picaresca y la caricatura.  Para mi  es  la escusa para poder esconderte tras un disfraz y sacar al sinvergüenza que llevas dentro; olvidarte por un día del estrés y el trabajo.  Así que como una niña pequeña espero el día con ansia, eligiendo el disfraz, buscando sus complementos e intentando ir lo más apañada posible. Hay que meterse en el papel!  

A veces los mayores también necesitamos desmelenarnos y divertirnos como cura y terapia de  la rutina tediosa. Si la Navidad salvaguarda nuestra parte infantil e inocente, Carnaval rescata nuestro lado canalla. Ambos son importantes de mantener y conservar para no acabar siendo unos viejos gruñones demasiado pronto.   Os insto a perder la vergüenza y a disfrazaros, hay que saber reírse de uno mismo para ser feliz.

Reíd y disfrutad!!  

No hay comentarios:

Publicar un comentario