viernes, 13 de enero de 2017

Historias de la Gripe: Los Virus contraatacan.



Y así de repente, sin comunicación previa ni preaviso alguno, se presenta de nuevo, retorciéndome las articulaciones y amartillándome el cerebro. La nariz goteando, roja, como un payaso. Los ojos hinchados y doloridos. Me siento como una piltrafa, no puedo con mi alma.  Ayer me encontraba bien…

Cuando creía que la había vencido por esta temporada, vuelve mi amante más acérrimo, añorándome, amándome intensamente, enganchándose a mí como un niño aferrado a las faldas de su madre.  Sólo era una tregua pasajera, una táctica de combate engañosa para pillarme confiada y yo he caído en  su  emboscada nocturna sin posibilidad alguna de defensa.
Como un desecho humano me arrastro con mi arsenal de kleneex en busca del milagro: Paracetamol.

Las gatas siempre leales  me miran con cara de preocupación, a su manera me dicen que no me preocupe que ellas me cuidan, que todo irá bien, que no exagere que no me muero. 

Así tumbada, tapada hasta las cejas, con las gatas a los pies, tiritando y un dolor de cabeza insoportable, voy perdiendo la conciencia poco a poco…  Hasta que un ruido infernal me despierta del sopor y me vuelve a la realidad: el despertador.  Quiero llorar, patalear como un niño que no quiere ir al colegio, por unos segundos hago ver que no lo he  escuchado, que me quedo dormida. Pero no, la conciencia recobrada me impide la farsa y a tientas, con un esfuerzo casi sobrenatural, consigo levantarme. La impotencia se apodera de mí y me siento desfallecer.  Entonces recuerdo que es viernes, solo tengo que aguantar unas pocas horas de la mañana, he de ser fuerte,  yo puedo!

Todavía no sé como consigo vestirme, salir de casa, coger el bus y llegar al despacho. Enciendo el ordenador y al mirar fugazmente el calendario de sobremesa  lo veo  claro, es viernes 13.

Ahora lo entiendo todo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario