miércoles, 28 de marzo de 2012

Rutina

Hoy salgo del despacho y hay algo diferente.  Gracias al cambio de hora, todavía es de día, y el sol brilla. Pero hay algo más. Es algo en el ambiente, algo casi imperceptible, pero que lo cambia todo.  Es el bullicio de la gente. Las calles  están inundadas de coches y peatones.  Y es que hoy he salido pronto para atender un recado, son las 18.30h. Y se nota! 

Normalmente, a las horas que salgo, no solo es de noche y ya poca circulación transeúnte queda; sino que todos vamos con cara de cansancio, con ganas de llegar a casa embueltos en una bruma de pasividad.

Pero hoy hay vitalidad en el ambiente. Una vitalidad que se contagia. Caras sonrientes, gente de aquí para allá, padres acompañados por sus niños, amigos que quedan… Qué mundo tan diferente aún siendo el mismo. 

Me invade una sensación de desazón  por  ser solo participe ocasional, por no ser parte activa de ese mundo de paseos, cafés y claridad.   De tiempo en definitiva. Cuantas cosas por hacer!

La ironía, es que al llegar a casa, la rutina de siempre no me sirve, es demasiado pronto para todo, y me siento fuera de lugar.Ese tiempo tan añorado, ahora me pesa.  Horas robadas , desperdiciadas.

viernes, 9 de marzo de 2012

Marzo

Salgo de casa, y tropiezo con un grupo de adolescentes giris. Van con bermudas y camisetas de manga corta, colores fuertes y grandes risas.  Me siento ridícula aferrada a mi abrigo y con la bufanda enroscada en mi cuello. Es un bonito día de marzo, brilla el sol con fuerza, y el azul del cielo es intenso.  Con cierta turbación me dirijo a la parada del bus. 

No obstante,  a los pocos segundos de estar allí plantada a la espera, me percato que el aire es gélido. Y eso que es pleno mediodía!  Me acurruco dentro mi abrigo negro, y acaricio gratamente mi bufanda con una sútil sonrisa de staisfacción. El  resto de personas que se encuentran en la parada, también notan el frio, se frotan las manos, y se acomodan sus abrigos y chaquetas. 

 Ahora los ridículos deben ser los giris con sus looks veraniegos,  sus risas  altivas y su imprudente juventud.