miércoles, 31 de julio de 2013

Despedida



Es mediodía y hay mucho bullicio, el ambiente es distendido y las conversaciones se entremezclan. Es un local grande, sin pretensiones, dónde a un precio razonable dan buena comida y un trato familiar. Las caras ya  son conocidas y al pasar los años se ha creado una relación extraña con el personal. Son esas relaciones inclasificables con personas ajenas a tu vida pero que de alguna forma compartes detalles y momentos.  ¿Qué tal tus hijos? Como va esto o aquello… Y poco a poco sin darte cuenta el intercambio de información es considerable y acabas teniéndole cierto cariño a esa camarera  a la que llamas por su nombre, y que  no solo te sirve la comida cada día con esmero, sino que con un guiño  y una sonrisa, te susurra que te ha guardado  un plato de tu postre favorito.

Hoy, no obstante, el ambiente esta enrarecido. Las conversaciones no son tan animadas como de costumbre, y  Aurora no sonríe. Echando un vistazo al menú se aprecia una coletilla al final que dice: “Gracias por todo y hasta siempre.” Y es que hoy es el último día que van abrir.  De repente te invade la melancolía, no acabas de  discernir si por sus caras tristes y su desazón, o por simple egoísmo al perder parte de tu rutina., o todo en conjunto. Sea como fuere, es una despedida, y todas las despedidas son tristes.  Así que hoy decimos adiós, cruzamos palabras de ánimo y esperanza deseándoles lo mejor. Dos besos, un abrazo,  y empujamos por última vez la puerta de cristal que nos separa, para siempre, de esas personas con las que hemos compartido pedacitos de nuestra vida durante tanto tiempo.

lunes, 8 de julio de 2013

Hoja de encargo...



Domingo. Para mí un día difícil. Los domingos cuestan. Cuesta mover cada musculo del cuerpo, y la apatía se apodera de mí. El calor sofocante no ayuda.  

Tumbada en el sofá, semi dormida, intentando en vano seguir el hilo de la película que la tv proyecta.

A través del cristal de la ventana se aprecia un sol abrasador, deslumbrante. Estamos en plena ola de calor. Por suerte aquí se está más fresco.. aún así la morriña del mediodía me vence. 

Pib pib. Anuncia mi móvil. Perezosamente lo cojo y veo en la pantalla una notificación conforme he recibido un whatsapp.  ¿Quién demonios tiene fuerzas para escribir a estas horas?  

Leo el mensaje. Me incorporo con un sobresalto, echando a la pobre gata asustada que dormía acurrucada en mis piernas. Lo releo de nuevo. No hay duda.

Así sin más. Sin notificación ni  emplazamiento. Sin traslado de copias. Sin  plazo para oponerse. Sin celebración de vista ni alegatos. Sin Apud Acta. Ni lectura de derechos, ni declaración. Solo la sentencia. El veredicto inaudita parte.  Sin opción a recurso ni protesto. Resolución Firme. 

Aunque algo aturdida, y con el pánico a punto de apoderarse de mí, acepto mi condena con resignación…. Y emoción!   Es un gran honor que  me encarguéis los alegatos para el que ha de ser uno de los días más felices de vuestra vida. Aunque  no es hecho controvertido el amor que os profesáis, prepararé la defensa con esmero. No temáis, el secreto profesional os salvaguarda.  

Por la gravedad de los delitos nos toca jurado popular, esperemos sea benevolente.