Domingo. Para mí un día difícil. Los domingos cuestan.
Cuesta mover cada musculo del cuerpo, y la apatía se apodera de mí. El calor
sofocante no ayuda.
Tumbada en el sofá, semi dormida,
intentando en vano seguir el hilo de la película que la tv proyecta.
A través del cristal de la ventana se aprecia un sol abrasador, deslumbrante. Estamos en plena ola de calor. Por suerte aquí se está más fresco.. aún así la morriña del mediodía me vence.
Pib pib. Anuncia mi móvil. Perezosamente
lo cojo y veo en la pantalla una notificación conforme he recibido un whatsapp. ¿Quién demonios tiene fuerzas para escribir a
estas horas?
Leo el mensaje. Me incorporo con
un sobresalto, echando a la pobre gata asustada que dormía acurrucada en mis
piernas. Lo releo de nuevo. No hay duda.
Así sin más. Sin notificación ni emplazamiento. Sin traslado de copias. Sin plazo para oponerse. Sin celebración de vista ni alegatos. Sin Apud Acta. Ni lectura
de derechos, ni declaración. Solo la
sentencia. El veredicto inaudita parte. Sin opción a recurso ni protesto. Resolución Firme.
Aunque algo aturdida, y con el pánico
a punto de apoderarse de mí, acepto mi condena con resignación…. Y emoción! Es un gran honor que me encarguéis los alegatos para el que ha de
ser uno de los días más felices de vuestra vida. Aunque no es hecho controvertido el amor que os profesáis, prepararé la defensa con
esmero. No temáis, el secreto profesional os salvaguarda.
Por la gravedad de los delitos nos toca jurado popular, esperemos sea benevolente.
Por la gravedad de los delitos nos toca jurado popular, esperemos sea benevolente.
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