lunes, 8 de julio de 2013

Hoja de encargo...



Domingo. Para mí un día difícil. Los domingos cuestan. Cuesta mover cada musculo del cuerpo, y la apatía se apodera de mí. El calor sofocante no ayuda.  

Tumbada en el sofá, semi dormida, intentando en vano seguir el hilo de la película que la tv proyecta.

A través del cristal de la ventana se aprecia un sol abrasador, deslumbrante. Estamos en plena ola de calor. Por suerte aquí se está más fresco.. aún así la morriña del mediodía me vence. 

Pib pib. Anuncia mi móvil. Perezosamente lo cojo y veo en la pantalla una notificación conforme he recibido un whatsapp.  ¿Quién demonios tiene fuerzas para escribir a estas horas?  

Leo el mensaje. Me incorporo con un sobresalto, echando a la pobre gata asustada que dormía acurrucada en mis piernas. Lo releo de nuevo. No hay duda.

Así sin más. Sin notificación ni  emplazamiento. Sin traslado de copias. Sin  plazo para oponerse. Sin celebración de vista ni alegatos. Sin Apud Acta. Ni lectura de derechos, ni declaración. Solo la sentencia. El veredicto inaudita parte.  Sin opción a recurso ni protesto. Resolución Firme. 

Aunque algo aturdida, y con el pánico a punto de apoderarse de mí, acepto mi condena con resignación…. Y emoción!   Es un gran honor que  me encarguéis los alegatos para el que ha de ser uno de los días más felices de vuestra vida. Aunque  no es hecho controvertido el amor que os profesáis, prepararé la defensa con esmero. No temáis, el secreto profesional os salvaguarda.  

Por la gravedad de los delitos nos toca jurado popular, esperemos sea benevolente.







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