miércoles, 27 de noviembre de 2013

A mí me gusta la Navidad!


Parece que se ha impuesto una moda-tendencia en que hemos de renegar de esta época de alegría e ilusión. Que si es una celebración sin sentido, que si se ha vuelto consumista, que si la familia es un coñazo… todo eso es cierto. No obstante, disfruto con la Navidad. Y no sólo de ella sino de su preparación. Cuando la ciudad se viste de luces, colores y adornos mi corazón empieza a pegar saltitos de alegría, mi ojitos brillan como una niña y simplemente estoy de buen humor. ¿Por qué? Porque yo quiero. Porque yo he decidido vivirlo así. Si perdemos nuestras tradiciones ¿que nos queda?. ¿Qué hay de malo si una vez al año hacemos el esfuerzo de ilusionarnos como niños, de intentar ser mejores personas, de vivir con ilusión, de disfrutar?.

No soporto cuando oigo a la gente decir que odia la Navidad, que le entristece esta época. Con la de luces y colores que te rodean y ¿tu corazón no es capaz de emocionarse?. No culpes a la publicidad ni al mundo de tu tedio. Tú decides si ves la botella medio llena o medio vacía. Si puedes creer en papa Noel y los reyes magos aún sabiendo la verdad, o prefieres convertirte en un Grinch.

La Navidad no es sólo regalos y anuncios del Corte Ingles. Es ser capaz de transformar las preocupaciones en una sonrisa. Es encontrar tiempo para compartir con familia, pareja, amigos… sin imposiciones. Es una época para reconciliarnos con nosotros mismos. La Navidad es esfuerzo.
 Es atreverse a ser feliz.

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