viernes, 5 de agosto de 2011

Incongruencias

Allí en el cruce infernal de diagonal con Roger de Lluria, dónde las calles se vuelven  caminos  tortuosos y  peligrosos ,   los coches se convierten en  diablos. Observo , como un aturdido y probablemente perdido coche extranjero frena con el semáforo a punto de ponerse en rojo. Acto seguido , enloquecidos , el resto de vehículo lo pitan embravecidos, en un ensordecedor gruñido aterrador.  El pobre  tras uno segundos de confusión arranca, encontrándose en mitad de la calzad con los vehículos que giran de la otra calle. Y allí, de forma improvisada, se alza una batalla digna de grandes guerras. Armados de sonoros cláxones y soeces palabras de una agresividad que matan.   Dejan al pobre giri aturdido, herido y sin posibilidad alguna de componerse de semejante ataque, huyendo como  puede de tan salvaje jauría.

Quizás venia con la idea que aquí vivimos con calma, que  paramos a  media mañana ha tomar el dúo cedimos café, que descansamos dos horas para comer, que nos echamos la siesta, que la puntualidad no es una virtud, y que entre vermúes, tapas , meriendas y copas perdemos la mayoría de las horas del día. Pero ha aprendido de forma amarga que no tenemos tiempo que  perder ,sobretodo si es conduciendo, y  que  esperar un minuto  marca la diferencia, que esperar al semáforo en  verde puede tener consecuencias gravísimas en nuestra vidas y nuestro que hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario