lunes, 9 de enero de 2012

Año Nuevo

Con el nuevo año la mayoría se plantea nuevos propósitos que cumplir. Estos no suelen aguantar mucho, y fracasan. Peor lo que más me llama la atención no es la falta de constancia, (estoy segura que es inherente al ser humano y procede de algún gen imprescindible).


No, lo que más me llama la atención es la clase de propósitos que nos hacemos. Dejar de fumar, el típico por excelencia. Seguido de cuidarse y apuntarse al gimnasio. Viajar, cambiar de trabajo, estudiar idiomas, etc…. La mayoría pensados única y exclusivamente en nosotros mismos,( yo, yo , yo, yo , yo) , de poca utilidad y bastante frívolos. Algunos hacen tentativas algo mejores proponiéndose leer ciertos libros, visitar museos o ver ciertas películas, pero vamos el yo, sigue presente.

¿No deberían ser nuestro propósitos encaminados ha conseguir ser mejores personas? ¿No deberían ser el resultado de un momento de reflexión? Se supone que contagiados por el espíritu navideño, de buenos deseos, amor y familia nos da por pensar en los propósitos de año nuevo y fijarnos metas! Por desgracia este espíritu brilla por su ausencia en lo que nos proponemos. Los propósitos anteriores no son malos, pero no los catalogaría de propósitos, deberían ser metas o aspiraciones cotidianas. Algo normal vamos! 

Creo que un propósito debería ser algo más. ¿Por qué no intentar dedicar más tiempo a los que queremos? Tiempo de calidad. Por qué al final con este trajín de vida que llevamos, en el que a duras penas conseguimos ver a la mayoría de amigos y a lo sumo podemos dedicarles una hora u dos después de tiempo intentar quedar, te das cuenta que la conversación ha sido totalmente banal y trivial. Y que no tienes ni idea de lo que piensa, siente o vive ese al que tanto nos gusta llamar Amigo.

¿Por qué no intentamos entender que cada uno es como es, tiene su carácter, y no podemos exigir más de lo que nos puede dar? Al fin y al cabo nosotros no somos perfectos, también decimos cosas que no debemos sin darnos cuenta, podemos hacer cosas que dañen, o no hacer y dañar por omisión. Es decir, proponernos ser pacientes e indulgentes con los demás.

Proponernos, exigirnos más. Coger alguno de los tantísimos defectos que tenemos e intentar mejorarlo. Ser más sociable, sonreír más, no ser tan despistada, no ser tan caprichosa, no ser tan ogro, intentar ser más ordenada, estudiar más, esforzarme más con mis hermanos, pareja, amigos, y un gran etc….

Estoy convencida que aunque estos propósitos son difíciles, requieren de gran esfuerzo y constancia, y que al igual que los típicos quizá no consigamos cumplirlos del todo. Pero el hecho de proponérnoslos, de esforzarnos, de intentarlo en definitiva, ya nos hará mejores personas.

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