viernes, 25 de febrero de 2011

EXCIBICIONISMO


Hoy en el bus me he dado cuenta que hay gran cantidad de gente que aprovecha estos breves trayectos para leer. Cosa que me parece muy bien. (todo lo que sea enriquecimiento de la mente bienvenido sea) Pero no acabo de entender  como pueden ser capaces de evadirse y sumergirse en el mundo fascinante de la novela con tanto traqueteo y alboroto. (Por no mencionar como consiguen no marearse).
Y es que esta mañana, viendo el panorama d mi autobús, he llegado a la amarga conclusión, que está surgiendo una nueva clase de lectura: La lectura exhibicionista.   No se trata tanto de una voluntad real  de culturización y enriquecimiento, sino de dar una apariencia. Está de moda no ser un cateto.  (Hay los seguidores de Belén Esteban, pero el resto de la población intenta desesperadamente desbancarse de ella), y es lógico que  usen los  libros como medio.
Las estadísticas señalan que se lee muy poco. Y no hay que irse muy lejos para darse cuenta que el nivel cultural, idiomático y educativo de este nuestro país brilla por su ausencia. Lo que no cuadra con tanto libro en cafeterías, autobuses, metros, y allí donde poses la mirada. (Esta mañana había por lo menos seis  personas leyendo en mi autobús.)
Me he dado cuenta  que la mayoría no usa libros de bolsillo. Y no solo eso, sino que además los libros a exhibir deben ser consistentes,  nada inferior a mil páginas. Y a poder ser un  bestseller, aunque sea infumable!
Y así encontramos a una mujer de pie en el bus agarrando en una mano una edición de los Pilares de la Tierra  (con tapas duras y buena encuadernación) mientras con la otra se agarra a la barra y a duras penas consigue aguantar el equilibrio.
Sinceramente no soy capaz de entenderlo.  A mí no se me ocurriría sacar mis apreciados libros de casa, mucho menos las ediciones con buena encuadernación, primero porque pueden estropearse o  perderse, segundo por la incomodidad de cargar con él todo el día, y tercero y fundamentalmente por qué para leer necesito mi momento de paz y relax. Yo  cuando cojo un libro quiero saborearlo, evadirme de la realidad, sumergirme por completo en sus historia, y intentando aguantar el equilibrio y con interrupciones constantes no creo que sea posible.
Así que  la conclusión lógica a la que puedo llegar es de que, como decía al principio, se trata de una lectura de exhibicionismo. Una lectura como declaración de principios: no soy un cateto pertenezco a esa minoría que lee!! Y lo hago en público para que quede  constancia de ello!
Un mundo aparte son los que se pasean con sus ebook. Pero  con estos ya me meteré otro día pues dan para mucha tinta!

jueves, 17 de febrero de 2011

TORTURA

9h de la mañana. Hoy me cuesta especialmente arrancar. Hace frío,  el  cielo esta oscuro y empieza a llover.  Subo al autobús y consigo un asiento.  Adormilada, quiero que el trayecto no finalice, no tengo fuerzas para los archivos que me esperan encima la mesa.
En mi mundo, sin pensamientos conscientes,  en ese estado casi comatoso  de cuando nos evadimos, me doy cuenta que un punzante dolor de cabeza asoma. Lo que me faltaba!  Voy despertando, reaccionando al mundo. Y una voz estridente y horrible va subiendo su volumen.
Primero no acabo de entender de donde proviene, ni que dice; me cuesta, pero finalmente identifico esa voz. ¿Es el chinchan?  Miro desconcertada al resto de durmientes del bus. Parece que a más de uno le esta taladrando esa chillona voz. 
Miro y por fin veo de donde proviene.  Hay una señora mayor con su nieta, de unos cuatro o cinco años, que sostiene  un móvil o similar  al que la niña no saca ojo, y que evidentemente es el causante de esta desazón matinal.
Una oleada de ira recorre como relámpago todo mi cuerpo. Pero antes de  dejarme llevar y soltar una de esas locuaces lindeces de las que soy capaz . Me retengo. El mundo por desgracia protege a esos monstruitos llamados niños.  Y seguro que aunque tenga razón, miradas inquisitivas e incluso algún comentario despectivo acabarían recayendo sobre mis protestas.
Así que calladamente regaño  esa anciana que da sobredosis de televisión a su nieta (para que este calladita y no moleste). Señora como si los niños no estuvieran suficientemente atontados!! Por no decir qué clase de ejemplo está dando a una criatura que ya a tierna a edad ha entendido que es reina y señora de la voluntad de los adultos que le rodean.  ¿Que su  querido monstruito molesta?  Que ocurrencias!!
En fin, que parece ser que hoy en día  es más normal que una veintena de adultos lleguen a sus respectivos trabajos con un dolor de cabeza insoportable, de mala gaita, y con el día ya torcido. A que una niña de  cuatro años, por imperativo, se esté quietecita , sentadita y calladita.
Propongo señores académicos que empiecen a plantearse de eliminar, ahora que están de reformas ortográficas, la palabra obediencia y respeto del diccionario. Pronto no habrá quién entienda, ni use, ni sepa de su significado.

martes, 15 de febrero de 2011

Oasis

9.10h de la mañana de un lunes. Adormilada en la barra de un bar de exquisito gusto. Sofas de piel y alfombras acompañan a una acogedora decoración y a sus amables y educacisimos trabajadores.

Un cortado corto, porfavor!- pido

Y una amplia sonrisa como respuesta.Como si para aquel elegante camarero no fuera lunes.A mi alrededor hombres y mujeres trajeados con sus maletines.Algunos repasan sus expedientes, otros hablan por telefono y otros como yo, sólo hacen tiempo para entrar a Sala.

Fuera, el mundo. Los clientes sobretodo. Nadie lo dice, ni nada lo indica, pero aquella gran puerta de cristal separa dos mundos. Nadie sin traje , ni maletín parece atreverse a profanar   este pequeño santuario de elegancia y confort  situado en el corazón de la ciudad de la justicia. 

Las 9.30h    pido la cuenta y me regalan otra amable sonrisa. Y un: Tenga un buen dia tan afable que reconforta.

Toca salir. Mezclarse con ese mundo ruidoso y soez…Mientras seguirá   ese pequeño oasis absurdo de maletines y trajes   acogiendo y reconfortando a esta especie tan especial que somos los abogados.

Regalos

No sé si os ha pasado alguna vez que vais a compraros algo y la dependienta da por supuesto que es un regalo, y con una expectación a la que no cabe oposición te pregunta: ¿Para regalo? o  ¿Se lo envuelvo?  Y ante tal rotundidad solo cabe responder: Sí, gracias!

Y  ves a la pobre dependienta esmerándose para envolver aquel  falso regalo. Y tu cada vez te sientes peor, y le dices: no importa así ya está bien; cuando ella se apura por no encontrar un papel mas bonito, o unas cintas de colores, o una bolsa más llamativa.

Total que después de estar unos diez minutos contemplando aquel espectáculo de manualidad y color te vas con tu compra empaquetada en un vistoso papel y una preciosa bolsa, acompañado de una gran sonrisa de satisfacción de la vendedora.

Y tú, no puedes por menos que  sentirte la persona más ruin, por el esfuerzo inútil de aquella  pobre vendedora, y por tu cobardía al no ser capaz de aclarar aquella farsa.

Ahora, si mañana vas a comprar un regalo para alguien especial seguro que no encontrarás a  tan esmerada dependienta; y solicitarás que te envuelvan el paquete con pudor y miedo como si de los peores agravios se tratará, ante la mirada claramente de fastidio que recibirás por respuesta, y  no habrá  papel colorido, ni cintas, ni bolsas, ni habrá obras de arte  que lucir.

El pasajero ausente

Hoy  al  subir al bus, extrañamente hay varios sitios. Decido sentarme atras del todo y en el lado del pasillo, bajo pronto y es más fàcil. Nadie se sienta  a mi lado cosa que agradezco.

Seguimos la marcha y van subiendo distintos pasajeros adormilados en cada parada. Empieza a llenarse el bus e incluso va gente de pie. Pero el sitio de mi lado sigue vacío.

Cada vez hay mas gente incluso una chica llega hasta mi lado, el fondo del autobus, y me preparo para dejarle sentarse. Pero ella como si el sitio vacío no existiera se queda de pie.

La miro, mis ojos le preguntan : Tienes un sitio vacío ,son las 9 de la mañana, el bus esta abarrotado, ¿de verdad no quieres sentarte? Pero ella me mira indiferente.

Empiezo a preguntarme si mis ojos me fallan. Vuelvo la cabeza a mi lado y veo  a través de la ventana. No no hay nadie, sigue vacío. Pero parece que nadie más lo ve...o serà que si hay alguién.. quizà esta sentado el pasajero ausente.

Uniforme

Hoy me descubro a mi misma sonriendo al ver desde la ventana del autobús un uniforme escolar. Y es que no es un uniforme cualquiera, es aquél que durante tantísimos años odie.
Y los recuerdos, solo los buenos, se desbordan y siento una punzada de añoranza y de orgullo; de identificación.

Será porque el uniforme destaca entre tanto hombre y mujer trajeado.
Será porque es hora escolar y sorprende encontrarlo
O será simplemente que me hago mayor.