9.10h de la mañana de un lunes. Adormilada en la barra de un bar de exquisito gusto. Sofas de piel y alfombras acompañan a una acogedora decoración y a sus amables y educacisimos trabajadores.
Un cortado corto, porfavor!- pido
Y una amplia sonrisa como respuesta.Como si para aquel elegante camarero no fuera lunes.A mi alrededor hombres y mujeres trajeados con sus maletines.Algunos repasan sus expedientes, otros hablan por telefono y otros como yo, sólo hacen tiempo para entrar a Sala.
Fuera, el mundo. Los clientes sobretodo. Nadie lo dice, ni nada lo indica, pero aquella gran puerta de cristal separa dos mundos. Nadie sin traje , ni maletín parece atreverse a profanar este pequeño santuario de elegancia y confort situado en el corazón de la ciudad de la justicia.
Las 9.30h pido la cuenta y me regalan otra amable sonrisa. Y un: Tenga un buen dia tan afable que reconforta.
Toca salir. Mezclarse con ese mundo ruidoso y soez…Mientras seguirá ese pequeño oasis absurdo de maletines y trajes acogiendo y reconfortando a esta especie tan especial que somos los abogados.
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