Miro a los niños y me desconcierto. Andan perdidos y errados. Todo vale, todo lo prueban, pero no saben nada y sufren. No me extraña!
Ellos, la mayoría buenazos que van de gallitos y se meten en líos que pueden acabar corrompiéndoles y trastornando su vida. Ellas, divas, pedantes, descaradas, que se creen duras.
Que tendrá que ver la igualdad, la independencia, la libertad sexual con la feminidad y la caballerosidad. Parece que hoy es incompatible. Miro al mundo, a los niños que suben, y me desconcierto.
Viven errantes, ignorantes de todo. Lo viven todo sin pensar.¿ Que les estamos haciendo a nuestros niños que les robamos la infancia?, y lo más preciado, la inocencia. Como podemos decir que con diez años son preadolescentes. Y encontrar normal actitudes de veinte, en niños de quince. ¿Por qué hablamos de jovenés cuando son niños, y de niños cuando son jovenés?
Hay que enseñarles a sufrir para que sepan enfrentarse al dolor. Hay que enseñarles que sin esfuerzo no hay logros, ni recompensas. Hay que enseñarles que el sacrificio es mejor que la autocomplacencia. Hay que enseñarles a vivir, y sacarlos de esa burbuja artificial que les hemos creado, que los ahoga y los condena a convertirlos en personas egoístas, inútiles y presas de sus emociones divergentes .